¿Qué esperamos de la visita del Papa,
del Vicario de Cristo,
a España?
Esperamos
que miles de almas
se acerquen a Cristo
y vean su Rostro en la Iglesia.
Esperamos una España en paz,
con esa Paz que sólo el Cielo puede dar.
Esperamos que el Espíritu Santo
remueva el alma de miles de personas;
y que miles de personas
respondan generosamente al don de la gracia.
Rogamos para que se conviertan,
y pidan perdón a Dios
acudiendo al Sacramento de la Reconciliación
y la Penitencia.
Esperamos que muchos católicos
al escuchar al Vicario de Cristo
nos tomemos
mucho más en serio
nuestros compromisos bautismales
y nuestra fe en Cristo Resucitado.
Esperamos que muchos bautizados,
alejados de la fe,
vuelvan a su verdadero hogar
que es la Iglesia.
Esperamos una honda revitalización espiritual
de toda la Iglesia en España,
con todos los frutos
de libertad, justicia y progreso,
que significa la profundización en la verdad
y en la caridad de Cristo.
Esperamos que la visita del Padre común
acreciente en todos los católicos
el espíritu de comunión.
Esperamos una mayor unión de los fieles
con sus Pastores;
y una siembra de amor de Dios
en toda nuestra Iglesia:
un renovado compromiso de santidad
por parte de los sacerdotes,
de los consagrados
y de los laicos.
Esperamos muchas decisiones de entrega
por parte de los jóvenes...
y de los mayores,
¡que siempre se está a tiempo para amar más a Dios!
Nuestra tierra ha sido tierra de santos
y hoy necesitamos urgentemente
una oleada de santas y santos
en la vida ordinaria de cada día,
en el ejercicio de las actividades
y trabajos corrientes,
en el seno de nuestras familias
y de nuestra sociedad.
¡Esperamos
-encomendándonos a la intercesión de los cinco nuevos Santos-
muchas
(pero que muchas, muchas, muchas)
vocaciones al sacerdocio,
a la vida consagrada,
activa y contemplativa!
¿Por qué no tú,
que estás leyendo ahora estas palabras?
Puede ser el momento de corresponder a la gracia,
de demostrar que,
tal y como el mismo Papa nos pidió
desde el primer día de su pontificado,
con la ayuda de la Virgen,
NO TENEMOS MIEDO
Y VAMOS A ABRIR LAS PUERTAS A CRISTO.
Esperamos una profunda
regeneración moral en las costumbres-basura.
Esperamos que la cultura de la vida
-que lleva a la defensa de los no nacidos,
y al respeto al ser humano desde su concepción-
impregne y llene de esperanza nuestra cultura;
y acaben para siempre los tristes chapapotes
-los lastres de la cultura de la muerte-
que acarrean algunas mareas sucias.
Esperamos que el Santo Padre,
rebelde con Causa,
nos transmita su espíritu de santa rebeldía:
· Rebeldes ante la injusticia, en todas sus formas;
ante la violencia, en todas sus formas:
desde la guerra injusta,
al terrorismo,
al maltrato familiar,
la discriminación
o la violencia con los más indefensos:
los ancianos, los niños.
· Rebeldes ante un mundo materializado,
y hedonista,
clonado mentalmente
por la búsqueda del placer a toda costa.
· Rebeldes ante el gulag de una vida sin Dios,
donde no importas tú
sino cuánto tienes.
· Rebeldes para comprometernos
-con nuestra oración, nuestro tiempo y nuestro dinero-
en tantas causas nobles,
que necesitan rebeldía y coraje
para llevarlas a cabo.
¡Esperamos tanto y tantas cosas!
Esperamos un mundo más solidario,
más justo y más humano,
y por eso, mas cristiano,
donde se apoye verdaderamente a la familia,
donde reine un espíritu verdadero
de pluralismo,
de amor a la libertad
y de respeto a la dignidad humana.
Todo eso, y mucho más,
por intercesión de la Virgen de la Almudena,
-¡Totus tuus!-
lo esperamos, con toda el alma,
como fruto de la quinta venida
de Juan Pablo II,
-Vicario de Cristo,
Sucesor de san Pedro,
Siervo de los siervos de Dios-,
a España.
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