Para beneplácito de los tuneros, después de varios años de morosidad, el Hotel Ferroviario ha vuelto a acompañarse de los visitantes que gozan de hacer estancia en la urbe. Su arquitectura, mezcla de eclecticismo con aires más modernos, destaca en el entorno y suscita cierta curiosidad en algunos pobladores.
Jorge Luis Feria, en las cercanías de la instalación, comenta a 26 que le gustaría en alguna ocasión visitar el Hotel con su familia, pero no tiene idea de a cuánto ascienden los precios o en qué moneda se cotizan, o si las áreas son de uso exclusivo de los huéspedes.
Otras opiniones similares se entretejen alrededor del edificio recién remozado. Ángeles Leyva Botello, jefa de servicios, descubre al Ferroviario ante nuestro lente en la búsqueda de nuevos visitantes.
"La unidad presta servicios en moneda nacional –asegura Ángeles- y tiene 23 habitaciones abiertas al público, las dobles se ofertan a un valor de 70 pesos y las sencillas a 40. La capacidad total es de 44 huéspedes.
"El Hotel ofrece servicios de alojamiento además de variadas ofertas gastronómicas en el restaurant y el bar cafetería del patio. Ambas áreas abren al resto de la población y puede reservarse para el almuerzo o la cena en la propia unidad con un tiempo de anticipación.
"El restaurant tiene capacidad para 70 comensales y ofrece al menos tres platos de cada tipo de carne. La variedad se limita más por la reducida capacidad de frio. Hasta la fecha contamos con muchas opiniones favorables a cerca del desempeño de nuestros chefs.
"Las habitaciones cuentan con todo el mobiliario completamente nuevo y gozan de confort y equipos de climatización muy eficientes. El alquiler se realiza en el buró de reservaciones".
Actualmente la unidad se encuentra pendiente a una nueva categorización. Los trabajadores se sienten motivados y han retomado sus funciones con la expectativa de crecer en los servicios y velar celosamente por el cuidado de esta instalación emblemática.
Las Tunas, a la vista de los visitantes, de aquellos que regresan después de muchos años porque el terruño siempre ha estado en su vuelo, y de nosotros mismos, los presentes, ha crecido en los últimos tiempos. El hotel Ferroviario extiende un aura de vitalidad y nuevos colores que refuerzan su condición de ciudad.